
El inicio de una gran aventura
Campos de Uleila fue primero soñado y después construido. Nuestra historia comienza con la visión de un niño enamorado del desierto, con la inquietud de quien desea explorar los procesos de la tierra y sus misterios; cómo el trigo puede convertirse en pan, cómo una aceituna en aceite, cómo la uva se transforma en vino.
La persistencia de aquel niño fue incansable y dio paso con los años a una experiencia marcada por la responsabilidad, la profesionalidad y el respeto a la naturaleza. El sueño dejó de serlo y se erigió como una fructífera y apasionante realidad. Aquel niño descifró el primer secreto de la tierra, el misterio del trigo y de la harina, hasta constituir una importante industria de panadería.


Sin embargo, el universo del olivar y el aceite fueron siempre su verdadera pasión y el siguiente objetivo a alcanzar, y fue así como empezamos a “hacer florecer el desierto”. En 1998 se adquirió la finca “Cortijo del Aguador” e iniciamos esta increíble aventura a través de la búsqueda de un producto verdaderamente ecológico que sólo se consigue atendiendo al entorno que nos acoge.

Único y singular
Las propiedades naturales del lugar donde se cultivan los olivos determinan los matices diferenciales de un aceite de oliva
Nuestros olivos florecen en el único desierto de Europa, un ecosistema singular con más de 3.000 horas de sol al año y unas temperaturas estables de 17º de media. Situado a 25 Kms del mar Mediterráneo y el Parque Natural de Cabo de Gata por el este, y a 45 kms de las faldas heladas del Parque Natural de Sierra Nevada, por el oeste.
La singularidad de estas condiciones geográficas confiere unas características de sabor, aroma y color que hacen de Campos de Uleila un aceite de oliva único en el mundo.